Recuerdo haber acudido porque me sentía agotada emocionalmente, frustrada y a veces llena de rabia (según yo). Puedo decir que aprendí a conocerme de tal manera que ahora se cuando estoy a punto de detonar y que es lo que me hace detonar, se evitar esos momentos pues aprendí a poner límites sanos en todas mis relaciones, tanto personales como laborales. Descubrí que esa “rabia” que sentía era más dolor y enojo que otra cosa. Aprendí a evitar ese sentimiento comunicando lo que no me gusta y dando alternativas a esas personas que más quiero de como dirigirse a mi, y en los casos que se refieren a personas no tan allegadas a mi, aprendí a no permitirme estar en situaciones que me desestabilicen.

He amado como ya no me juzgo, más bien hago cambios en mi y me permito vivir la vida plenamente. Ahora me hablo con amor y me tengo paciencia en mis días malos, sin dejar de abrazar el momento y aprender de el.